El blog que aquí, y de esta manera, presento, lector -sí está usted ahí-, de esta manera, que es la mía, un tanto maleducada no es ni mucho menos -qué lejos acaba esta intención- la de faltarle al respeto. Pretendo hacer de esta bitácora un gabinete, mi gabinete, exclusiva de gente selecta, misántropa, aristócrata, en cierto modo reñida con la sociedad actual que campa por nuestra aciaga realidad.
Aquí, si es menester, y que sin duda lo será, se podrá debatir acerca de política, de filosofía, de historia, de literatura, y de todas aquellas ramas forman esa especie rara y apasionante que denominamos Sabiduría.
Finalmente, me despido de usted con la precaria ilusión de que no me considere un pedante trasnochado y misántropo, sino como un cascarrabias que ha fundado esta bitácora como uno de los últimos reductos de la decencia intelectual.
Ha sido un placer.
Mr. Grouch